No sé a ustedes, pero la verdad, cada vez que veo los perfiles, chat y tweets de algunos adolescentes (bueno digamos la verdad, no todos los que escriben así tienen 14 años), creo que matan y entierran a la lengua española.
Cambiando cus (Q) por kas (K), “no sé” por “no c”, “¿qué más?” por “Q +?” hasta ches (Ch) por equis (X) , cómo es posible ver algo escrito así: “T kiero MuXo”. Personalmente, me duelen los ojos. Pero ese no es el tema que traía en mente hoy, sino del valor de las palabras, ya pocas personas saben lo que pesan, valen y cuestan ciertas palabras.
Ver a dos niñas, de unos 13 años que se dicen una a la otra “Te amo, eres mi mejor amiga”, Ok, eso está muy bien, es bueno tener un mejor amigo, un confidente; lo triste del asunto es que a los 2 meses una de esas dos, está diciendo de la otra, “es una perra, la odio”.
¿Qué valor le da a sus palabras? Un “te amo” solía ser un par de palabras reservadas, especiales, de un valor incalculable, tiempo pasaba antes de sentirse capaz de decirlo. “te odio” otro poderoso dúo, hiriente, en otros tiempos, enemistades se generaban solo por estas dos palabras, pero ahora, escucharlo es cosa de todos los días.
No vengo a decir cómo hablar ni mucho menos, porque me falta mucho por aprender para saber cómo expresarme tan bien como quisiera, pero si para recordar la importancia del valor de las palabras. Somos dueños de lo que callamos, y esclavos de lo que decimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario