Se ha visto el revuelo que causó la misteriosamente muerte de un grafitero a manos de un policía de la ciudad, aún falta mucho por revelar, pero lo que se sabe con seguridad es que las fuerzas armadas de la nación tienen oculto, mucho más de lo pensado.
En las versiones preliminares del crimen, el grafitero estuvo supuestamente implicado en el atraco a un bus, cosa que nunca se pudo probar, y que había amenazado al policía con un arma, cosa que nunca apareció. Entonces uno no puede dejar de preguntarse, ¿qué es lo que están escondiendo? Parece ser que no siempre que se destacan las fuerzas armadas, es por algo bueno, cuando, dado que su función principal es protegernos, debería ser así.
Las fuerzas armadas “Existen como medio para la defensa nacional del país, y en su caso también poder atacar favoreciendo la política exterior de su cuerpo diplomático”[1]. Según esta definición, su función principal es defendernos, sin embargo cada vez se destapan más casos de abusos de poder, y de ollas que dejan muy mal parados a los policías y militares.
Como ya se ha dicho antes, no se puede generalizar, pero por lo que se ve en los medios, el poder corrompe, y en estos casos de una manera ejemplar. Vemos a los policías de transito que se dejan comprar por $50.000, cuando ellos deberían estar encargados de hacer cumplir las leyes para evitar un caos en la ciudad; así como también vemos que donde hay un trancón, que nunca antes había habido, es por que está un policía causando mas líos que ayudando a mejorar el tráfico.
Les cuento un caso particular: un hombre fue detenido por que su parecido con un guerrillero era ejemplar, lo cogieron fuera de Bogotá y fue traído al Cantón, en compañía de una familiar; lo que llevaban de regalo para una festividad, fue arrebatado de sus manos y a pesar de tener los documentos legales, y haber dado declaratoria que aseguraba la realidad, estas personas, inocentes tuvieron que pasar mas de 72 horas presas, acusadas de cosas que nunca hicieron, teniendo que aguantarse un pésimo trato e insultos. Cuando al fin se dieron cuenta que habían atrapado a la persona equivocada, para poder salir de la detención, tuvieron que firmar una declaratoria en la que aseguraban que había recibido un trato ejemplar. ¿Que clase de ejemplo es esto? ¡Descarados!
Y qué se puede decir acerca de los policías de juguete que están en las estaciones de Transmilenio y en los puentes peatonales, se supone que son figuras que proporcionan seguridad y protección, pero cuando uno los ve con sus uniformes 3 tallas más grande, no puedo evitar sentir pesar, y pensar que en caso de una eventualidad, ellos no serían capaces de protegerme, estos niños se orinarían en sus pantalones.
Pero, ¿qué podemos hacer los ciudadanos cuando estamos en las corruptas garras de las fuerzas armadas? Pues nada, hacer lo mejor para protegernos y como dice la alcaldía (tristemente) No Dar Papaya
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