jueves, 10 de enero de 2013

Una historia de esas que pasan en las novelas.


Corría la década de 1960, él, tenía 23 años, ella 16; para los padres de ella, era un amor imposible, así que decidieron sacarla del país.

Siendo la hija de la mitad, entre 6 hermanos, nada fue fácil para ella, los hijos menores siempre se llevaron toda la atención. Siendo apenas una colegiala, una de sus hermanas se lo presentó, inmediatamente hubo algo, una atracción, él empezó a cortejarla, a conquistarla a escondidas, mientras el resto de hermanos ya estaban residían en el extranjero.

Finalmente su madre tomó la decisión de sacarla de la ciudad en compañía de la abuela, para que la cuidara, sin decirle al novio, con el fin de llevársela del país sin que él pudiera decir o hacer nada, lo que ella no sabía es que la abuela aprobaba al novio de su nieta.

Fuera de la capital, lograron comunicarse por medio de unos primos que estaban enterados de todo: ellos planeaban casarse para impedir que ella se fuera.

La abuela, sin darse cuenta fue la celestina, él viajó en un carro prestado y rescató a su novia, mientras tanto, sus amigos intentaban convencer a algún sacerdote de que los casara sin haber hecho el curso prematrimonial.

Con la complicidad de una de sus hermanas, logró sacar algo de ropa, y un vestido "apropiado para la ocasión". Al fin lograron lo que tanto querían, un padre accedió a casarlos, les dio su bendición un jueves en la noche apenas unas horas antes de la hora de su viaje; en el mismo momento, la madre discutía con la abuela por que era inaudito que la anciana no supiera nada del paradero de la nieta; el padre y otros hermanos la buscaban en casas de sus amigas, conocidos y familiares.

finalmente todo salió a la luz, la madre se enteró que ahora su niña de 16 años era ahora una mujer casada, y para haberlo logrado, tuvo la complicidad de sus hermanas, primas y algunos amigos; los padres no tuvieron más remedio que irse, dejando atrás a su hija y la abuela, a pesar de haber sido regañada por su propia hija, estaba dichosa de ver a su nieta felizmente casada. 

Eventualmente y con la llegada del primer nieto, la madre perdonó a su hija y a su yerno, y ahora esta es una de esas historias curiosas que se cuentan en los cumpleaños y en las reuniones familiares.

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